martes, 2 de diciembre de 2008

siguiendo el rastro






El descendimiento de la cruz. Van der Weiden (1399-1464). Museo del Prado de Madrid.
















No es de extrañar que Felipe II se encaprichara del cuadro. Es de esas obras que te dejan sin respiración. Se debió de poner muy pesado para que su tía María, que era la propietaria, se lo regalara.

Al final se lo dejó en herencia pero mientras tanto encargaron una copia a Cocxie (1499-1592) que es la que se conserva en El Escorial.


Una diferencia curiosa entre el original y la copia es que en ésta la túnica negra que lleva Pedro de Arimatea y el pañuelo de la Magdalena parecen ser de encaje de bolillos, una especie de torchón. Yo creo que esto indica que en los 100 años de diferencia entre los dos cuadros se había extendido el uso del encaje.


































































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